Origen del Test de Rorschach
El famoso test nació cuando su creador, un joven y brillante psiquiatra suizo, Hermann Rorschach, se propuso experimentar aplicando en sus pacientes internados una versión propia de un juego que por entonces era común entre los niños europeos y se denominaba Blotto.
El juego consistía en interpretar figuras hechas al descuido con manchas de tinta sobre hojas plegadas.
Hermann Rorschach intuyó que en la producción de interpretaciones posibles a una mancha de tinta ambigua se verían involucrados los mismos procesos mentales que están alterados en los enfermos psiquiátricos, y pensó que debía ser interesante observar las características de sus interpretaciones en comparación con las de sujetos normales. Rorschach experimentó entre los años 11 y 20, publicando su monografía Psicodiagnóstico en 1921.
Llamaba a su trabajo Experimento de interpretación de formas, nombre muy acertado, porque se trataba de un procedimiento empírico exploratorio. Rorschach subraya el carácter empírico de su obra, aclarando que reclama un marco teórico.
La característica fundamental del test de Rorschach es la configuración ambigua de los estímulos, que obligan al sujeto percipiente a seguir complicados procedimientos de selección y codificación del campo estimular, para finalizar en una toma de decisiones.
De ahí que Exner haya conceptualizado al Rorschach como una prueba de resolución de problemas (solving problem task) y de toma de decisiones. En consecuencia, el papel de lo proyectivo es bastante limitado en este test, a pesar de conocérselo como una técnica proyectiva.